Y, pues, ¿qué te puedo decir?
Yo quise
quererte a mi manera, pero no era lo que buscabas.
Quisiste una
libertad que te brindaba, escondiendo desconfianza en ese deseo.
Quisiste
que te quisiera como tu querías, pero así no es como funciona.
Soy como
soy, como siempre he sido.
Quiero
porque quiero querer, porque siempre así lo he sentido.
Cuando
quiero me preocupo, no controlo, solo quiero saber que estás bien.
Pero tú
quisiste una libertad que ya te daba, disfrazabas inseguridad en ese deseo.
Y aunque
seguí contigo, así me fuiste perdiendo.
Poco a
poco, de a poquito en poquito.
Mi voluntad
se fue apagando, tú te sentías más cómoda.
Tu creíste
que mi querer aún estaba, no entendiste que se estaba apagando.
El interés
se fue diluyendo, tu otra cosa estabas creyendo.
Porque no
te puedo querer como tu querías que te quisiera.
Querías que
te quisiera de tu forma, pero no es así como funciona.
Y aquí me
tienes. Yo perdiéndote, tu perdiéndome.
Simplemente, algunas veces, dos personas no
están destinadas a estar juntas.