Renuncio a ti, amor

Renuncio a ti, amor. Estoy agotado, no puedo luchar más. Siento que me esfuerzo en vano por alcanzar metas que no existen, que nunca estuvieron allí. Renuncio porque tengo la seguridad que eres una banalidad, un invento de los románticos para sentir que encajan para lograr, como yo, cosas que no son posible. Renuncio porque me cansé de buscarte, me canse de perseguirte, de creer en ti, de sentir.

Renuncio a ti, amor, porque creo que eres un juego. Un juego de niños y adolescentes que se debe jugar lo suficiente para darse cuenta, uno, que realmente no vales la pena. Y es hora de crecer, de madurar, de ver lo que realmente importa en esta vida. Y no, no eres tú.

Gracias por la inspiración, gracias por crear la ilusión. Se sintió bien mientras duró. Ahora me marcho. Ve, ilusiona a los demás. Ve, juega con los sentimientos de otros. Ve, deja de arruinar mi vida.

Renuncio

Te amo


Te amo, no hay más que decir. Por más pasajero que fuera el momento, llegué a quererte tanto que rocé el peligro de ser lastimado y de reparar de nuevo el corazón.

Te amo, no hay más que decir. Te quise tanto que soñé contigo, forjé ilusiones, momentos eternos, tiempos cortos en los que viviríamos para siempre sin importar nada ni nadie.

Te amo, no hay más que decir. Te dediqué canciones, te escribí poemas, sentí que me enamoré. Sentí que volví a sentir aquello que llaman amor sin estar seguro de su nombre.

Te amo, no hay más que decir. Y por amarte no puedo odiarte. Quiero, pero no puedo. Quiero para poder sacarte de mi cabeza, poder librarme de tí. Quiero, pero no quiero.

Te amo, no hay más que decir. Y por amarte debo dejarte, no puedo detener tus ilusiones de tener una vida loca, de tener una vida que no tuve. No puedo pedirte que vivas una vida a mi lado.

Te amo, no hay más que decir. Y por amarte salí herido, por amarte no te culpo, por amarte volvería. Por amarte estaré a tu lado... Siempre.