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Soledad oculta, traición incipiente que marca mi paso a medida que recorro los interminables caminos del sufrimiento. ¡Resignación! A eso voy , allí llego, allí estoy. Momentos pasados de sabor agridulce vuelven a mi memoria y yo simplemente soy. Amarga tortura que me fascina y me incita a seguir mi dolor; no se que clase de sentimiento es este, pero me gusta. Junto a ella lo disfruto, ella me enseña a vivirlo, a quererlo y a aceptarlo cada día más. Algunas veces las lagrimas de pensamiento ruedan por mi intelecto y me distraen del mundo actual, del mundo por el cual vale la pena luchar. Sus latigazos son tan claros que el deseo se vuelve despreciable y el castigo al cual estoy sometido me gusta cada vez más. Grandioso placer recorre mis venas, con él, el humo lo acompaña y se compenetran en uno solo desatando en mi, infinita cantidad de locuras y corduras que espero sanen con el tiempo.

Ojalá este mal llegue pronto para poder sentir sensaciones olvidadas y deseadas. El tiempo solo corre y deja de ser eterno. Se convierte en puñaladas que penetran cada vez con más dolor. Sus punzones se sienten con más intensidad a medida que trato de vivir mi vida... y pasa, simplemente pasa, no hay motivo... no existe, no está... necesito.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jeje un poco sádica la descripción (demasiado para mi gusto). Obvio el tiempo de ocio permite q pienses y q recuerdes cosas q duelen y cada "puñetada" cada vez duele más. Darle tiempo al tiempo.

Mauricio Cabezas dijo...

Entre más tiempo le dé al tiempo, más puñaladas van a ser y más dolorosas. Y son puñaladas, porque el dolor es muy profundo, tan profundo que el dolor físico deja de serlo y se asocia con el dolor mental y la nostalgia... que combinación tan peligrosa.