Octubre - Primera entrega

Por alguna razón, sentía que esa noche tenía un aura especial. Tal vez era su pelo, sus ojos o esa falda nueva que nunca se había puesto hasta esa noche. Mis ojos se perdían en medio de esa inmensa belleza, la cual nunca he dejado de admirar. Verla ir de un lado al otro mientras ajustaba su cuerpo sólo aumentaba la ansiedad de abrazarla, besarla… Cuando estuvo lista, salimos al espectáculo de la noche bajo una luna creciente que adornaba nuestro camino. En algún momento las luces de la ciudad se apagaron por completo, ella tomó mi brazo y guiamos el camino a través de la claridad de nuestros pasos. Caminamos durante minutos, hablando de la vida y la muerte, la luz y la oscuridad, el calor y el frio, el amor y el desamor.

Ella no lo sabía, pero este hombre moría de amor por ella. Cada vez que recordaba su nombre simplemente perdía el control. Cada vez que la veía pensaba que sí existía una verdadera razón para mi vida y para seguir adelante. Era el motor de mis acciones. Su pelo eran extensiones de vida bien cuidadas, su vanidad era un poco mayor al del común de las mujeres. Su cuerpo era santo, esculpido con tal amor que no tenía el más mínimo detalle erróneo en su construcción. Sus ojos, sus ojos, sus ojos… eran la puerta a otro mundo, eran un llamado urgente a conocerla como nadie más lo hacía. A través de su mirada viajé tantas veces a ese lugar mágico ubicado en la parte de atrás de mi cabeza, allí donde los sueños son realidades, los universos son paralelos y ella simplemente me ama. Su mirada encendía la esperanza y mantenía viva las ilusiones, era por esa mirada que ese mundo existía. Podría escribir quinientas páginas describiendo esos ojos y no acabaría. Escuchar su voz era fácil, palabra por palabra, letra por letra, segundo a segundo, seguía con especial atención cada sonido articulado por sus labios. Escucharla hablar sobre temas trascendentales que no tenían justificación me hacía querer callarla con un beso.

Cuando las luces de la ciudad se encendieron de nuevo y apagaron las estrellas, todo volvió a la normalidad. Su brazo dejó al mío y caminamos uno al lado del otro ignorando que el cielo había sido testigo de un momento mágico que duró lo que dura un segundo en la eternidad.

La oscuridad siempre ha sido mi aliada, por alguna razón cuando llega la penumbra las emociones y sentimientos de esta mujer se alteran y florecen. Siento que me muestra esa personalidad oculta pero consciente y que desinhibe sus más oscuras pasiones, encantos y deseos. Ahí es cuando no sé qué hacer. Me siento tan poco preparado para ese momento por más que lo he visualizado y soñado. Me vuelvo un idiota, mis pensamientos se contradicen y la voz que nunca calla y que siempre me acompaña vuelve más ruidosa que nunca y se convierte en mi enemiga.
Eso cambiaría esa noche. Durante más de dos horas estuvimos escuchando anécdotas, historias graciosas, experiencias tristes, realidades ajenas. Reímos, celebramos, aplaudimos y casi lloramos. En algunos momentos nos dijimos algo, pero procurábamos mantener nuestra atención en el escenario. De vez en cuando, nuestros pies se rozaban, nuestros brazos se acariciaban sin querer y mi mirada se perdía por segundos en su cara sin que ella se diera cuenta. Un sonoro aplauso rompía de vez en cuando mis ideas lejanas y en algún momento fue el indicador del final de la velada.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Q bonito, igual creo q a varios nos ha ocurrido una escena parecida, es increible todas las mariposas q van naciendo, cuando sientes cerca a esa persona q t gusta

Skullbocks dijo...

Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia, como todos los inicios de una historia de amor tiene un comienzo feliz.

[Esperando la segunda parte]

Mauricio Cabezas dijo...

Si, la sensación del amor es muy bonita y te hace pensar cosas inimaginables y creer que la vida tiene un motivo... Gracias por tu comentario y espero que estés pendiente de las próximas entregas de "Octubre"

Mauricio Cabezas dijo...

Exacto, como todas historias de amor tiene un comienzo feliz, pero el desenlace puede ser triste... puede ser

Anónimo dijo...

Ojalá el final de esta historia no sea triste